jueves, 5 de noviembre de 2020

Las ventajas de la edad

 Por lo general no nos gusta cumplir años pero porque no vemos el vaso medio lleno, ¿será que a determinada edad ya no vemos mucho o que necesitamos tomar más agua? Como sea, lo cierto es que el tiempo trae muchas cosas más que presbicia, deshidratación, canas, estrías, arrugas, flacidez multiárea, y perder por escándalo la lucha contra la ley de gravedad.

No hablo de sabiduría (salvo en el caso de predecir con incuestionable infalibilidad si va a llover, por cómo duelen las articulaciones) porque conozco gente muy mayor que razona menos que una medusa, sino de ciertas prerrogativas que, lejos menoscabar nuestra autoestima, nos permite disfrutar la vida como nunca antes.

Por ejemplo, ya no corremos peligro de que nos tomen como rehenes o que nos secuestren si cobramos la mínima y menos que menos, de caer en las garras de un traficante de órganos. 

Empezamos a recuperar todo lo que invertimos en la prepaga y probablemente terminemos con saldo a favor (aunque hay que decirlo, ya no estaremos para regocijarnos por eso) y lo mejor es que nos van a ordenar todo tipo de análisis antes de confirmar que somos hipocondríacos. Tampoco vamos a padecer dolor de muelas, salvo alguno que otro desafortunado que aún cuente con alguna.

En la calle nadie nos va a pedir que lo ayudemos a empujar el auto y es raro que la policía nos pida documentos, nos haga el test de alcoholemia o nos solicite salir como testigos de un accidente, porque desconfía de nuestro buen juicio. Además, podemos ir a hacer las compras vestidos hasta de Power Ranger que nadie se va a voltear para mirarnos y, si lo hacen, nos preocupa tres belines.

Pero lo mejor de todo es que podemos guardar un secreto aún si se lo contamos a nuestro único amigo, porque seguramente ninguno de los dos lo va a recordar, ni nos vamos a acordar de que nos conocemos, por lo que ¡vamos a hacer nuevas amistades todo el tiempo!


Publicado en la revista Ahora+