Para las mamis o maestras particulares que intentan que el estudiante -es una forma de decir- no se lleve otra vez previa biología y que a su vez desean realizar con sus propias manos los presentes para sus seres queridos, va este intento por unir ambas actividades.
Comenzaremos con el abordaje pedagógico, por cuanto nos referiremos al funcionamiento del músculo cardíaco, que demostraremos mediante la disección de un sapo.
Erróneamente de lo que se piensa, este batracio no es el esposo de la rana, puesto que no son comunes las uniones entre animales de distintas especies... salvo la que practican ciertos señores, que suelen cruzarse con cuanto gato, yegua y/o alguna que otra alimaña se les atraviese.
Para este trabajo vamos a necesitar, aparte del sapo, otros elementos de uso cotidiano, a saber:
1 frasco de vidrio
algodón
aguja
hilo tanza
éter (cantidad necesaria)
1 tabla de disección
1 escalpelo
En primer lugar vamos a enfrascar al sapo y lo vamos a dormir con el algodón embebido en éter. Luego que esté completamente anestesiado, lo colocaremos sobre la tabla de disección exponiendo su región ventral y se le practicará, lo más prolijamente posible, un corte de unos 2 ó 3 cm. de longitud.
De este modo el bestia, perdón, el niño, podrá observar las contracciones de la actividad cardíaca y registrar la frecuencia y la amplitud de dichas contracciones. Como verán, esto es muy fácil y cualquier criatura con un mínimo de destreza en el manejo del escalpelo puede hacerlo.
Acto seguido, enviaremos a nuestro adolescente para que siga preparando la materia y nosotras nos abocaremos a realizar nuestra manualidad, por lo que le quitaremos al sapito todos sus órganos internos y los huesitos.
Una vez hecho esto, lo rellenaremos con el algodón embebido en éter, tratando que no pierda la formita y le coseremos la pancita, sacando el hilo por sobre la cabeza del sapito. Lo anudaremos y le dejaremos una extensión de unos 30 cm. de hilo, que utilizaremos para colgarlo.
En los globitos oculares le colocaremos con pegamento de contacto unas lentejuelitas plateadas para darle un efecto iridiscente en la oscuridad, ¡y ya está!
Podrán comprobar qué divino queda y qué sencillo resultó transformar un sapo diseccionado en este tierno cunero que, además de agudizar la estimulación visual del bebé, contribuirá a que concilie el sueño, gracias al algondoncito con éter con que fue rellenado.
Espero que esto les haya servido de gran ayuda y que lo pongan en práctica, ya que es muy fácil y divertido para hacer y también, una buena opción para quedar como reinas con los papis del pequeño destinatario.
Hasta otro momento y ¡FELICIDADES!
Tu creatividad e imaginación ilimitadas me tienen pasmado. Ahora ya sé cómo sacarme de encima la comadreja picasa que tiene mi hijo como mascota. Gracias Alba.!!!
ResponderEliminarMe alegro que te haya servido esta manualidad, si bien la finalidad de la propuesta era otra. Pero te sugiero que no le anticipes a tu hijo acerca de tus planes, no sea cosa que él haga lo mismo contigo. Y vas a estar un poco pesado para cunero. Un saludo.
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